(AZprensa) “Estudios del ruido urbano sobre la salud” es un amplio trabajo publicado por el Instituto de Salud Carlos III hace unos años en donde se demuestra con evidencias médicas y estadísticas el efecto nocivo del ruido de las grandes ciudades sobre la salud de las personas e incluso el aumento de la mortalidad por esta causa.
Los autores lamentan “el desconocimiento de la población en general y de las Administraciones en particular de las implicaciones del ruido sobre la salud de los ciudadanos”, destacando que este desconocimiento “es uno de los principales problemas que existen a la hora de reducir los niveles de ruido, por lo que se hacen necesarias campaña de sensibilización sobre la verdadera incidencia del ruido en la salud”.
Algunas de las conclusiones más llamativas de este trabajo son las siguientes:
- El impacto del ruido sobre la salud está relacionado con la energía. Es decir, tiene el mismo impacto en salud un sonido muy intenso durante poco tiempo que uno menos intenso durante mucho tiempo.
- La exposición al ruido es un factor de estrés orgánico, temporal o permanente, que se manifiesta principalmente en aumentos de la presión arterial, alteraciones de la frecuencia cardiaca y vasoconstricción, que son procesos mediados por una sobreactivación del sistema nervioso autónomo y endocrino, y que tras exposiciones prolongadas pueden derivar en hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares.
- El ruido ambiental se asocia con disfunción vestibular que provoca síntomas como vértigo, náuseas y nistagmus.
- El ruido también se relaciona con problemas cognitivos, especialmente en niños. Incluyen dificultad para aprender y disminución del rendimiento escolar.
- El ruido de tráfico diurno también se relaciona con los partos prematuros, el bajo peso al nacer y la mortalidad fetal.
- La reducción de un simple decibelio en niveles de ruido diurno se traduciría en un descenso de la mortalidad que, por ejemplo en Madrid, alcanzaría las 284 vidas salvadas en pacientes con enfermedades circulatorias y 184 pacientes con enfermedades respiratorias, así como un significativo descenso de los ingresos hospitalarios por párkinson y demencia.
Por todo ello se concluye que “la evidencia científica sugiere fuertemente que deberían revisarse los niveles de la OMS, ya que para valores de ruido ambiental por debajo de los niveles guía se han encontrado importantes efectos en salud”.
Enlace con el trabajo original: http://gesdoc.isciii.es/gesdoccontroller?action=download&id=18/10/2016-72b28c0577
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